28 de septiembre de 2014

La rueda portuguesa estafó más de 5 millones de euros

Ya lo dice el refrán, cada dia que amanece, el número de tontos crece.  Las estafas piramidales son propias de paises bananeros, se juega con la ignorancia y la avaricia de la gente.

Por primera vez víctimas de una de las mayores estafas piramidales de Galicia rompen su silencio y explican a la SER cómo les engañaron. Al menos 500 gallegos fueron estafados por una red que les prometía multiplicar por ocho los 10.000 euros que como mínimo había que aportar para entrar en la rueda. La estafa piramidal no se pudo investigar por "la vergüenza de las víctimas", que no formalizaron denuncias por no quedar públicamente "como ingenuos o tontos"




La organización, entre los que había "importantes empresarios de la construcción de Lugo", según fuentes judiciales, captó en 2010 a centenares de personas que entregaban el dinero en Viana Do Castello, Portugal.

Varios restaurantes y casas de turismo rural, "casi siempre las mismas", eran los lugares donde se "escenificaba" el "negocio del siglo". La mayoría de los estafados procede de Lugo pero también hay muchos casos de Pontevedra, Orense y A Coruña. La Cadena SER ha podido contactar con varios afectados por la rueda portuguesa que han ayudado a reconstruir su funcionamiento.

 "Ofrecían la posibilidad de, poniendo 10.000 euros, recuperar 80.000. Mi jefe me vendió la idea, puse el dinero y todavía, más de cuatro años después, sigo esperando", narra un afectado.

"Algunos pidieron hasta créditos; parecía el negocio del siglo", asegura a la Cadena SER otra de las víctimas de la rueda portuguesa que, como la gran mayoría, acabaron estafados sin ni siquiera recuperar un euro. Este joven, con varios hijos, cuenta por primera vez su historia a punto de que se cumplan cinco años y de que el delito prescriba. El juego consistía en conseguir nuevos inversores con la supuesta garantía de que los que habían aportado antes el dinero llegarían al núcleo de la rueda y cobrarían. La esperanza era que por 10.000 euros que había que poner inicialmente una vez llegabas al centro de la rueda obtenías 80.000. Eso sí, no valía sólo con poner el dinero, había que traer al menos otros dos inversores y así infinitamente seguiría la cadena. Cadena que se rompió y centenares de afectados vieron cómo se esfumó su dinero.



La lógica matemática hacía ver que la rueda tarde o temprano quebraría, que los que entrarían los últimos no cobrarían, pero las víctimas iban cayendo porque al inicio "varias decenas de inversores sí que cobraron e hicieron ostentación de ello pues de eso se trataba: eran el cebo para que fueran picando los siguientes", explica a la Ser una fuente judicial que intentó investigar la estafa pero que no puedo continuar porque varios de los estafados contactados "se echaron para atrás, no querían que sus nombres figuraran en ninguna parte, porque decían que era vergonzoso quedar públicamente como unos tontos a los que habían robado 10.000 euros de esta manera aparentemente tan inocente", afirma esta fuente. La misma fuente ya había investigado antes otras estafas piramidales en Galicia, como la de Clemente Carnero del Teso, ex empleado de la empresa Renta 4 de Lugo, en teoría corredor de bolsa y que está acusado de estafar más de dos millones de euros a inversores de Lugo y Coruña. Esta investigación, en la que al parecer se movían cantidades mucho mayores (como mínimo 60.000 euros por inversor), continúa abierta y está en manos de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de Coruña.

Los amigos y conocidos eran los ganchos

La rueda portuguesa captaba a las víctimas en bares, restaurantes y conocidos locales de ocio nocturno de Lugo, donde siempre aparecía alguno de los ganchos, que sí había cobrado. Para acabar con la lógica desconfianza inicial, algunos de los "inversores" eran invitados a ver el dinero o a acudir a alguna de las reuniones donde se repartían el dinero "en teoría una vez a la semana en Portugal", según esta fuente judicial.
Uno de los estafados que ha contado su historia a la SER asegura que "todo era un teatro, te llevaban a buenos restaurantes, había gente de todo tipo, entre ellos empresarios potentes, y veías las máquinas de contar dinero sin parar, al final, así que si encima quien te capta es un amigo o alguien de tu confianza, acababas entrando".
 
Los grandes empresarios buscaban intermediarios

No obstante, el experto investigador judicial asegura que los grandes empresarios nunca acudieron a las reuniones, que siempre usaban a un tercero que les llevaba el dinero. Lo que sí confirma esta fuente es que la red primero acudió a captar a grandes empresarios. "Así se garantiza una inyección fluida de dinero para empezar a pagar y hacer correr la rueda, que se viera por todo Lugo que había gente que estaba ganando dinero rápido y fácil. Pero claro, sólo unos pocos cobraron", afirma.

La rueda portuguesa "se durmió como a finales de 2010, como todas tarde o temprano, y los cabecillas salieron huyendo", así que según una fuente policial "los empresarios y la gente más de a pie antepuso su imagen al dinero, nadie dijo públicamente que le habían engañado por no quedar como pardillos", insiste este otro investigador. Las víctimas lo corroboran.

Todas las fuentes insisten es en señalar que el derrumbe del sector de la construcción, ya en plena crisis económica, animó a muchos a buscar en la rueda portuguesa un supuesto "salvavidas" para recuperarse en ese contexto de dificultades.

La mayoría de las víctimas, en pequeñas poblaciones

Becerreá, Sarria y Lugo capital fueron las zonas donde más víctimas cayeron en las redes de la rueda portuguesa, y especialmente en estas poblaciones más pequeñas los perfiles de los estafados eran muy variados. "Había gente normal, también agricultores y gente humilde que invirtió sus ahorros. Yo conozco mucha gente de Gastroverde, por Consagrada, por Becerreá que pidió créditos para meterse en la rueda, de Sarria también mucha. Yo perdí 10.000 y siento que los tiré por la ventana", asegura otra víctima de la rueda. Una distribución geográfica de los estafados a la que se añaden zonas como Castro o Vilalba. En las pesquisas policiales que finalmente no desembocaron en investigación judicial alguna sí que se pudo constatar como a medida que la rueda iba avanzando iba siendo ofrecida a todo tipo de gente "desde albañiles, peluqueras, funcionarios... Empezaron por los empresarios para crecer rápido pero intentaron estafar a todo el mundo", sostiene. "Más tarde permitían que la gente pusiera menos dinero, unos 5.000 euros, así el perfil de la gente a estafar era mayor", describe esta fuente que lamenta que nadie diera el paso de denunciar: "Sin denuncia no hay investigación. Además el delito se cometía en suelo de Portugal. Fue una pena no poder destapar a los cabecillas".

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